jueves, 22 de noviembre de 2012

Apenas




Apenas te amo y ya no puedo dejarte ir.
Apenas te extraño
y no se esperar tu regreso.
Apenas me abraza el aire de tu silencio
y olvido como se evitan las penas.

Apenas un roce de tu piel en la mañana.
Apenas la sal de tu boca en mi cara.
Apenas el mar entero
sumergiendo mi sol en tu piel.
Apenas un amor
estallando en vida completa
                entera
      verdadera.

Apenas te amo
y apenas todo diera
por el canto alegre en tu corazón.
Apenas una estrella gigante
salpicando fantasía en la noche de dos.
Apenas el alma, apenas.
Y rompo en carcajadas y suspiros
con la certeza enamorada,
con el beso al borde del abismo...
Y con el tiempo,
con todo el tiempo.
Apenas eso,
la simpleza de lo inmenso.




martes, 26 de junio de 2012

Ausencia



De todas las historias,
de todas las ausencias,
la suya es la más triste.
Desde su partida,
la soledad se ha vuelto 
roja y brillante
y con ese nuevo fulgor mortesino,
se estrella suave
contra mis sienes;
si salgo, mi estimada,
no llevo más adorno que ese.

Desde su ida
las ventanas de este cuarto
permanecen cerradas;
todas las noches,
la noche las golpea
con delicadeza absoluta y solemne:
no las abro,
me rehuso a ser conciente del tiempo.
Me quedo en la mecedora,
la que una vez fue suya...
y desde allí, 
ocupando ahora su lugar,
admiro el hogar ardiente
y lo ágil de los sucesos
cuando acontecen
y se suceden los unos a los otros,
con intención deliberada.

Mi muy amada,
qué tanta es la distancia
entre usted y mi nostalgia.
Cuánta sal,
cuánto acero cruzará mi pecho
antes de que su imágen,
hecha carne,
reverdezca mi cuerpo.


viernes, 25 de mayo de 2012

Posibilidades





Será quizás el hueco que dejaron tus manos
en el lugar tuyo también
sobre mi ombligo.
Será el sol, siempre acostumbrado
a morar en tus pupilas,
cada mañana, cada tarde.
Quizás,
es el silencio, merodeador de tus palabras,
que no se conforma con mi silabeo.
Es tal vez el dolor que ya no provoca nada,
la risa que no transforma,
el frío que no se nota,
el tiempo, que no transcurre.

Será, es posible, el rincón vacío de tu vista,
aquí, debajo de mis mangas;
o el espacio despojado de tu boca:
trigal sediento de tu clima.

Será mucho más que eso es seguro.
Es cada cosa,
cada sutil miligramo
de suceso
que pasa y no pasa,
que se queda y no,
que es sin serlo;
abrazando entre mentiras
e inclaros recuerdos,
mi temor a la imágen completa.





miércoles, 9 de mayo de 2012

Redondo, redondo... Barril sin fondo.






Tina Turner te pide que respondas por qué...
Y eso es todo,
sabrás disculpar mi inglés desganado y pobre.
Tina no ayuda...
Me trae a la boca la misma pregunta:
la que traté de olvidar todo el día.

Retratos de citas
y besos y manos y soles
demandan mi atención,
cada vez que prendo el televisor
actuando un completo interés
por las figuras que alli también actúan.

Tina no ayuda en absoluto ni le interesa.
Sigue cantando y casi casi puedo traducirla.
Es como si dictara a mi inconciente,
aunque no sepa si se rie de mi con ironías
o si se está compadeciendo.
La pregunta sigue: ¿Por qué?
Por qué tantas cosas...
Por qué el dolor,
el engaño,
el vacío,
la sensacion de mugre de escritorio en las manos;
por qué el verso inconcluso,
la falta de inspiración durante días y días...
Por qué a borbotones después las palabras;
por qué en do y no en sol,
por qué tu boca y tus ojos...
Por qué así, tan de golpe,
por qué lejos y no cerca,
por qué a veces y no siempre eso y
por qué siempre y no a veces lo otro...

Tina, callate... 
No ves que tantos por qué molestan.
No ves, o no te interesa.
Tanto como a mi no me interesa a veces.
Salvo hoy,
en este momento,
en ese microsegundo en que escuché a mis dedos
y todo me desesperó tanto.

Qué suerte el retorno de la noche
y, con la noche,
el abrazo calido de un abrazo solo mío,
devolviéndome la seguridad 
de no saber, 
y aun así
ser feliz con ello.

jueves, 3 de mayo de 2012

Periplo


Crear.
Modelar.
Estrujar el barro con lo dedos,
con las palmas,
y soñar.
Amar, creer, esperar.
Repartir la noticia con la mirada,
volcándose germinante al suelo
que otros pisan.
Cerrarle la puerta al prejuicio...
Escuchar.

martes, 1 de mayo de 2012

Ensoñación




Cierro los ojos y respiro. Abro los pulmones y escondo bajo una piedra junto a mi, los temores inquebrantables, las dudas atroces. Comienzo más o menos por el medio, tratando siempre de recordar algunas de tus palabras. Las profundas y acompasadas, las vagas y humanas, las que te dicta tu verdadero vos y las que imitás, pero que también son tuyas. A veces te temo. A veces te extraño. En algunas ocasiones te traigo a mi y, si la hermosa casualidad me responde, corro para esconderme. A veces, dorado objeto de mi ansiedad, pienso en nosotros y me hago preguntas. Preguntas que requieren de respuestas que nadie va a darme. ¿Por qué recaigo una y otra vez? Por qué, una y otra vez me desvelo soñándome en tu abrazo. Vulnerable a tu inclemencia, a la profundidad de cada sílaba que dibujan tus labios, a lo que quiero que digas, a lo que escucho en lugar de lo que decís... Será acaso que tu voz, cosa incomprensible, me conecta con el cosmos, sea éso lo que fuere que sea. Y de golpe soy parte del todo, sin necesidad de seguir preguntándome cosas. El simple recuerdo de los pocos pasos -a veces milímetros- que nos distanciaron tantas veces, me une a la eternidad misma, logrando por una vez -cada vez- que el tiempo deje de ser.
Cierro los ojos y me pierdo en el desvelo de soñar. Y el aire se vuelve ágil una vez más, pavoneándose ante mi con venerable simpatía, antes de entrar por mi nariz. Y cuando respiro, te huelo. Tu aroma, me trae el campo, el río haciéndose fuerte y rompiendo todo lo que el hombre ha denominano como "límites". Tu perfume, es el perfume del horno recién prendido para hacer pan y las manos que lograron la masa; es la tarde de lluvia renovando la tierra y la noche invisible, esperando la puesta del sol. Tu voz, leyendo tus palabras, hablando de mi. Tus ojos, interpretando tus letras, hablando de mi. Tu risa, riendo de tus frases, hablando de mi.
Mi inmarchitable poeta, usted lo es todo tantas veces, que por su puesto que me asusta. Me asusta el descontrol, la informidad, lo fuera de circunstancia, la falta de explicación. Por eso me quedo con las imágenes, con los recuerdos imborrables. Con todo aquello que fue y que en algunas noches de frío y nostalgia sigue siendo. Lástima que no se bien en que creer. Si creyera en otras vidas, creería que ya nos conocemos... Y que cada vez que volvemos a encontrarnos, optamos por el desencuentro. Demasiada fuerza de ambos lados, demasiada soberbia la tuya y la mía, demasiada la conciencia de ser espíritus tan únicos. Demasiado espacio el que necesitamos y tan poco el que podemos darnos. Demasiado fuego; demasiado el calor, el azufre.. Y nosotros que caímos -karma o no- en una habitación tan simple como lo es el cuerpo humano, solo envueltos en piel: Imposible no quemarnos.

martes, 24 de abril de 2012

Parte




Soy parte de un todo incierto.
Si miro entrecerrando los ojos,
casi confundo mi mano con el fondo.
Los mismos colores,
sin forma, ambas formas.
Y cuando camino en la calle,
en esta ciudad tan grande
y tan pequeña sin embargo,
soy solo una respiración más,
constribuyendo a la fotosíntesis sin querer.

Soy apenas un nombre...
Y todo eso.

Gigante desde el suelo a arriba y,
diminuta,
desde el infinito hasta acá.

Soy... Y sigo...
Desarmada.
Imposible borrar los guiones.

viernes, 30 de marzo de 2012

Eternidad






¿En qué momento de absurdos, comencé a perderme tus palabras, en vez de dejarme perder por ellas...?

La tarde está hermosa. ¿La ves desde donde estás? Por si no, te la describo: suculenta, esponjosa, semi-naranja, fresca, eterna. La siento casi adolescente, capaz de escarbar profundo en mi, con un solo parpadeo juvenil. Quizás por eso, aunque tentadora, no veo la hora de huir rápido y con zancadas gigantes. Antes de lanzarme a correr, sólo una pregunta le gana a mis reflejos: ¿En qué pensará mi poeta preferido? -Pienso- Y luego me recuerdo en tono de reproche, compungida pero radiante, lo mucho que temo saberlo.

Al espejo





Los dedos inquietos.
El alma en desboque.
Pulso a medias
y el espejo.
Meditar, repensar, sopesar.
Las manos
en pleno escándalo.
El mentón copiando formas.
La duda,
la unica certeza
Preguntas.
Yo; el espejo otra vez.
Un instante de nauseas
y la habitación blanca
haciéndose un circulo...
La voz,
por fin,
la voz.

viernes, 23 de marzo de 2012

Clima



Tempestad y mi barco de papel.
Frío.
Hielo en cubos,
acomodándose en los huesos.
Reveo mi guión,
ahora toca la distancia.
Actúo mi guión
y me sale tan bien,
que nadie excepto este otoño
sabe lo que sé.

Tempestad.
Hablo de algo más
que una tormenta.

Y mi barco de papel,
-hermoso él-
inquietándose en lo que queda del trago.

Releo,
ensayo,
plasmo.

Las seis,
el sol que aún no se ha ido
y libertad,
tiempo de adorarte.
Otra vez el pelo suelto,
los pies descalzos,
el pasto,
el aire fresco
abrigándome el entusiasmo.
Tu boca,
tu pelo,
tu altura entera
llenándome la piel...
Suena el teléfono:
tu voz, mi voz, la radio.
Mi barco de papel renace,
y es avión.

lunes, 19 de marzo de 2012

Lluvia




El agua,
en sonora imagen vertical,
recorta tu figura a lo lejos.
Estoy segura de que sos vos
y corro sin paraguas,
sin miedo.
El mar de golpe se ha vuelto dulce
y cae sobre mi,
con miles de peces de colores
cantándome tu nombre.
Te veo venir mientras corro a vos,
tengo las suelas
de las zapatillas gastadas,
pero en serio,
no tengo miedo a resbalarme.

Mi lluvia te ha traído.
Mía.
Y para siempre me guardo la imágen
de tu semirisa
asombrada de mi alegría.
Para siempre
los peces dorados
violetas
perlados
y la fragancia dulce
del calor
que adormece mi cintura entre tus manos.
Tu abrazo, por fin tu abrazo.
Y nuestras ropas empapadas
alcanzándolo todo:
movimiento,
voz,
luz,
piel,
asfalto y verdín,
amor, amor, amor.

sábado, 17 de marzo de 2012

Sahara


Recreo cada parte de tu cara cuando pronunciás una palabra.
La forma en que se mueve tu mandíbula,
la creatividad conque tus ojos se fijan en puntos
inexistentes.
Recreo la melodía de tu voz,
el incendio que se desata en la piel de tu frente
y la frescura, en contraposición, 
que irradia tu mentón.
Cada vez que te extraño,
recreo.
No añoro, no recuerdo.
Recreo.
Y así, 
otra vez estoy a tu lado, en tu mundo.
Otra vez tu aroma azul
intercepta mi incredulidad para deborarse el asombro
y otra vez, 
te digo mientras me decís,
te abrazo para que me beses mas,
me sostenés en un suspiro.
y qué injusto, que desconcertante,
que todo reviva de mentira
solo para creer que ya es verdad.

Cada vez que te extraño, recreo.
Es así como otra vez estás en esta habitación,
sentado,
parado,
acostado. 
Y reís y hablás y esperás.

En cada ocasión en que te extraño,
todo vuelve a empezar...
Entonces nunca te fuiste por esa puerta,
ni hubo distancia,
ni horas de vacío,
ni lágrimas.
No asombro,
no dolor.
Vos, yo,
un sol gigante...,
y el desierto.

viernes, 16 de marzo de 2012

Débil



¿Y si por una vez me elegís? Si por una vez me mirás y dejás que tus ojos sean ojos, sin polvillo de por medio, sin tics, sin velos. Si sólo po-r-es-ta-ve-z, y no lo contamos a nadie, me adorás de verdad: sin recuerdos, sin prejuicios, sin espectativas... Si por unos minutos inagotables de segundos, dejás de idealizarme, para saberme humana y, aún así, apetecible, querible, tocable. Si solo por esta vez, de verdad, me eligieras.
Mi poeta. Mi eterno poeta. Qué poco somos el uno para el otro. Siempre presentes; un siempre intermitente, incapaz de lograr forma ni tomar color definido; siempre ausentes, pecadores de la religión que nosotros mismos inventamos. Siempre. Nunca. Errados los dos, creyendo que lo tenemos superado. Acertados ambos, cuando el beso que no será, nos desnuda la risa.

Tranquilo, ya te he dicho antes y lo repito: no te amo. No podría. Mirarte es mirarme. Cada vez que veo el espejo devolviéndo mi imágen... En donde están mis mejillas, veo tus oyuelos. Donde mi risa, tu labio adormeciendo una palabra infinita. Donde mi sien, tu cabello ondulado cayendo rebelde y egoísta. Te veo. No te veo. Me miro. Pienso. Pienso que quizás en otra época... en otra vida. Quizás con las decisiones que no tomé. Quizás si siguiera fumando... O perdiéndome en la noche azul o gris, o negra. Tal vez si esa noche no me hubieras dejado ir. Tal vez, si en aquella tarde que la madre de las casualidades te trajo a mi, no te hubiera dejado atrás. Pienso. Medito. Caigo en la risa otra vez y es que, en realidad, todo está bien. Para qué más que esto. Para qué menos. Los dos volvemos a la vida de vez en cuando y eso es perfecto. Casi sin quererlo, nos sentamos a los pies de la cama del otro en cada siesta y miramos. Se de tu insomnio forzado y premeditado, así como vos presentís el miedo que oculto en los pliegues de mi blusa. Conocemos tanto los encantadores rebusques del otro, que la distancia no nos castiga con el tiempo, más que castigo es un premio. Pues con ese regalo, el reencuentro es más que completo.

Y sin embargo, he aquí la mujer hablando. La simple. La que sufre de histeria y ansiedad, la que cela, la que extraña, la que se culpa, la que pregunta. ¿Y si por una vez me elegís? Si por una vez nos olvidamos de todo. De las leyes, lo correcto, lo que se debe. Si por un día dijéramos todo y nos volviéramos uno.

Dibujo tu imagen en el aire con cada parpadeo cansado. Me duermo. Es tarde, es viernes. La luna en mi ventana me habla de poesía y cuentos. Me narra el silencio, una historia de de zapatos viejos y caminos polvorientos. Escribo, pero mientras escribo pienso en otra cosa. Pienso en el invierno. En cómo me gusta el frío y lo mucho que me duele la cabeza. Frases inconexas, imágenes que no debieran tener nada que ver una con la otra. Me vienen nombres a la memoria: Matías, René, Soledad, Juan, Ernesto, Blanca. ¿Los conozco? No creo. Por un instante recuerdo mi pregunta inicial y no obtengo motivo que la haya disparado. Pero ahí está. Latente. Inquieta. Rebotando de una neurona a la otra. Ruidosa. ¿Respuestas? No quiero respuestas. No quiero oír lo que vas a decir. Te prefiero poeta. Te prefiero lejano.
Mi pregunta fue solo una debilidad. Un segundo de competitividad insalubre y de saberme única, irrepetible, deseada, sin estar realmente segura de serlo.

All of Me

jueves, 15 de marzo de 2012

sábado, 7 de enero de 2012

Verte y Renacer













Verte, y renacer.
Encontrarte entre miles de personas
con tantos días
de distancia entre nosotros,
y aún asi, creer nuevamente.
Verte, y revivir.
Creer de nuevo en la poesía,
en las estrategias
sórdidas de la vida.
Verte, otra vez.
Verte lejos
y tal cual como en tantos poemas,
sentirte cerca.
Sentir arder la sangre
que apenas
si fluía.
Verte y recordar las calles oscuras,
la casa vieja,
el idioma antiguo y primitivo
de la piel,
el aroma del delito,
la historia inconclusa,
la sinuosidad temeraria del engaño.
Verte pasar,
para verte irte,
y que eso esté bien.
Verte y presentir.
Saber ya acerca de las miles de personas más,
de los cientos de días
que aún quedan por acumularse
entre nosotros.
Las imágenes que no serán;
los poemas que no escribiré;
las palabras que no vas a pronunciar.
Verte pasar,
verte quedarte,
verte irte:
y revivir, por un instante, volver a ser.
Que te vayas,
y que esté bien:
que sea lo correcto;
así como la distancia,
lo ha sido siempre entre nosotros.
x