y se acaba la zona libre
donde cambia la atmósfera
y dejo la esclavitud del piso
para anclarme al viento de tu cielo
donde la voz se vuelve un color
donde las manos parecen calandrias
ahí, justo ahí,
donde me reciben tus ojos
que derriten el hielo
y dibujan estrellas con el vapor
ahí donde el beso dura y se repite
donde soy ternura y látigo
nube blanda y rayo
ahí donde las cuerdas son reinas
donde Plutón hace su entrada
donde no quedan dudas
donde no pierdo, ni gano
justo ahí, en la mitad del isósceles
en el justo medio entre las armas
y la palabra
donde mis yemas danzan
donde tus labios muerden
donde olvido lo que hay afuera
donde renuncio a mi contrato eterno
y cabalgo deprisa en un un corcel
que se incendia
mientras me salva.
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