martes, 21 de noviembre de 2023

Epílogo

Escapo una vez más de un páramo.

Me desenrosco del tronco viejo y frágil, 

se estira el cuerpo como goma

y avanza entre cardos secos y piedras.

Donde hubo selva, donde hubo animales,

ahora vive el silencio espantoso

después del después del tsunami.

Cada tanto, el eco de un crujido.

Cada tanto, un viento sisea entre unas ramas.


Escapo una vez más de los restos.

Hay cachos de personas que fui en el piso.

Todavía me desenrollo

         -soy larga, grande, pesada-.

Corro los pedazos viejos

con mis pedazos nuevos.


Me voy. Siempre me voy.

Hasta la vuelta.

Hasta que unos ojos como soles,

hasta que una lengua como lluvias,

nutran de nuevo una tierra cualquiera

donde germinen las semillas 

del único fruto

que me alimenta.


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