Será quizás el hueco que dejaron tus manos
en el lugar tuyo también
sobre mi ombligo.
Será el sol, siempre acostumbrado
a morar en tus pupilas,
cada mañana, cada tarde.
Quizás,
es el silencio, merodeador de tus palabras,
que no se conforma con mi silabeo.
Es tal vez el dolor que ya no provoca nada,
la risa que no transforma,
el frío que no se nota,
el tiempo, que no transcurre.
Será, es posible, el rincón vacío de tu vista,
aquí, debajo de mis mangas;
o el espacio despojado de tu boca:
trigal sediento de tu clima.
Será mucho más que eso es seguro.
Es cada cosa,
cada sutil miligramo
de suceso
que pasa y no pasa,
que se queda y no,
que es sin serlo;
abrazando entre mentiras
e inclaros recuerdos,
mi temor a la imágen completa.