lunes, 18 de marzo de 2024

Volver

Pisar tierra firme.

Besar el suelo.

Ahogar los labios con piso y polvo.

Abrazar las siluetas antes recortadas, lejanas.

Mojar el cuerpo con agua dulce y tibia.

Vestir ropa limpia otra vez.

Comer caliente.

Amarrar la piel al puerto.

Dar la espalda al poniente.

Tragar saliva.

Temer.

Extrañarse del cuerpo propio.


Volver al puerto cada mañana.

Desear el agua profunda, el horizonte, el viaje.

Escribir con verbos sin conjugar, otra vez.



domingo, 24 de diciembre de 2023

Guerra

En tus ojitos

gotitas chiquitas de sol

sigo a la estrella.

Dicen que no siempre está ahí.

Que solo una vez cada tanto.

Que su fuego valiente

ilumina

hasta los corazones más cerrados.


Te movés,

chiquito,

de tu cuna a mis brazos.

Abrís los ojos

y tus encías asoman

detrás de una

mueca como risa.

Te acomodo.

Estamos bajo el árbol,

lo se por los adornos,

por las luces,

por la música aguda y gastada.


En tus ojos

-por tus ojos-

sigo el camino de la estrella.

Algo es seguro,

al otro lado de este sinsaber de calles raras

está nuestro refugio.


El silencio se rompe cuando

alguien canta un villancico.

Otro más lo sigue.

Y otra. Y otros.

Hasta la llovizna se vuelve melodía.

Sigo el camino

las migas de pan

mientras auparte se vuelve abrazo.

miércoles, 29 de noviembre de 2023

Abierto

Vení, caete conmigo.

Sobre mí también.

Vení, te invito. 

Tropezá y rompete la boca en mi piel.

Sangrá conmigo. 

Sobre mí si querés.

Después dejá que con mis manos 

te limpie la herida.

Dejá que con mis dedos

te dibuje alas rojas en la espalda.

Vení, acercate,

es preciso si querés escuchar tu nombre

siseando entre mis dientes

después de desperezarse en la punta de mi lengua.

Vení, caete conmigo.

Vení, que ya estoy en el piso

y me duele la panza de tanto reirme.

Vení que estoy llorando poemas

y te quieren comer.

Vení, de panza o de lado,

sobre mí,

conmigo,

adentro de mí.

Vení y movete conmigo. 

Encontremos la posición.

El rincón justo.

El cruce de miradas,

la seriedad repentina.


Te invito. 

Como a una fiesta.

Como a un ritual.


Vení que te abrazo.

Vení que te beso.

Vení que te envuelvo

con los pliegues

translúcidos de mi cuerpo.

Pero vení sincero, amor.

Vení honesto.

Que mi sombra me protege de las mentiras,

que mis pies corren antes

incluso de hacerlo consciente,

que me voy a terminar yendo de nuevo

sin saber por qué

hasta que un día una foto

un pedazo de canción

un fragmento de un libro

me develen el misterio.