lunes, 29 de agosto de 2011

Que no cunda el Esfuerzo


Cuenta el viento una historia de lluvia sobre tus ojos.
¿Quiénes oyen?
Todos.
Tu corazón, el mío, los vecinos estómagos.
Las almas queriendo hacerse a un lado.

El viento sopla ligero desde el salto de tus pupilas,
Por el este de tus oídos,
Hacia el sur luego, dirigiéndose a tu boca.
Suspiros, miles de suspiros.
El mal resultado de una historia obtusa.


Si la creatividad se siente rendida
Dejemos que descanse.
He de acunarla en mi ombligo, y que arañe,
Que se estire y se enrosque como un gato.
Dejemos que esta noche perfecta
Nos cuente una historia, mientras nosotros también
Nos rendimos al ocio.

Si el verso inútil nos lastima tanto
Si el cesar incesante nos avasalla ahora
Tendámonos en el pasto como si el tiempo
Solo fuera eso, minutos corriendo.
Imaginemos poco, que no cunda el esfuerzo.

Quiero buscarte, caer en tu mirada,
Ser el viento que susurra fábulas en tu cara
Y te sorprende.
Pero solo soy yo mi amor.
Nada impresionante.
Y solo sos vos, enamoradóramente fácil.
Y aún así, tan simplemente enamorados,
Descubrimos que el amor duele.

Pero no volvamos a caer en este nudo trillado,
En una de esas tantas historias de novela inútil
Con final feliz, con perdices y todo lo demás.
Amame sin pensar,
Aún cuando mi vista a veces se pierda en el allá,
Aún cuando tu vista se pierda a veces
Por acá, sin un punto en mi.
No pensemos en el autor, en su argumento pobre.
Queramos, simplemente eso,
Fieles al guión,
Mientras los corazones siguen latiendo.

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