Sí, la tuya.
Adormecer los sentidos
con la droga que emana tu sudor.
Respirarte
con la nariz muy pegada a tu piel.
Un par de fosas nasales
dibujan una línea
que va de tu cuello a tus pies.
Apagar todo, también el mundo.
Por un rato ser tuya
y que seas mío.
Robarte.
Serte.
Dejar que me leas el futuro,
el inmediato,
el de tus dedos
en mi nuca,
el de tu lengua
en mis remolinos.
Domar la tecla del on-off.
Arrimarme
mientras aprieto y pruebo.
Apagar los sonidos,
las imágenes, las texturas.
Que solo sea este círculo
y los que seamos dentro.
Un rato.
Algunos de ellos.
Todos los que queramos.